Hagan buena la reflexión de que “si no puedes vencerles, únete a ellos” y aprendan a vivir entre sus semejantes. Dejen ya de llevar la contraria a las costumbres sociales y al incremento de entropía.
Sé que es difícil cambiar hábitos arraigados y es por ello que me he permitido elaborar una serie de sencillas normas cuyo seguimiento hará de usted un ser normal dentro del sistema y no parecerá un giliflautas cualquiera ante el criterio de la mayoría.
1.- No apague su teléfono móvil bajo ningún concepto, ya se encuentre usted en un hospital, en el cine, en la iglesia o donde sea. Esa llamada que usted a buen seguro recibirá en el momento más crítico de la situación, está por encima de lo que digan las normas escritas o no y de las necesidades de los que le rodeen en ese momento. Es más, aunque la llamada no sea importante, como suele ser habitual, el resto del mundo tiene la obligación de saber que es usted el afortunado poseedor de un teléfono de última generación con todos los extras. Si alguien se mosquea, hágale una foto con la cámara de su móvil, eso siempre da muy buen rollo.
2.- Si viaja usted en transporte colectivo, no ceda nunca el asiento a una persona anciana. Esa persona ha vivido mucho más que usted, y tiene por tanto los músculos mucho más adaptados al cansancio. Lo mismo reza para personas con algún tipo de minusvalía. Obligarles a permanecer de pie a merced de las brusquedades del vehículo, incrementará sin duda su afán de superación. Las mujeres embarazadas, que se hubieran pensado las cosas antes de … ¡Tener un hijo es algo muy serio!
3.- Arroje sin ningún reparo sus desperdicios a la vía pública, no utilice jamás las papeleras de las calles. Se llenan de inmundicias y quedan feísimas. Además, contribuye usted a que los empleados de la limpieza pública se sientan más satisfechos interiormente al ser conscientes de que se ganan su sueldo con mucho más sudor de sus frentes.
4.- Si usted no tiene las habilidades necesarias para ser famoso por algo: cine, música, deporte, ciencia, arte … que nadie le prive del derecho a ser conocido y dejar huella de su paso por este mundo. Cómprese un aerosol del color que más le guste y vaya pintando su firma en cuantas fachadas de edificios encuentre a su paso. Si lo hace en puertas y ventanas, mejor. Se fijaran más en su arte.
5.- Si es usted el afortunado conductor que lleva un equipo de música bien potente en su coche, sáquele partido. Ponga la música a todo volumen y baje las ventanillas. Que todo el mundo participe de su selección musical. Si a usted le gusta, a los demás seguro que también. Si tiene ocasión de hacerlo de noche y en un barrio residencial, mejor. El efecto es mucho mayor. No le quiero ni contar, el cuerpo que se les va a quedar a los enfermos y sus familiares si se ubica cerca de un hospital y les ameniza su dolor con música bien alta. Siga sus gustos, pero desde este barco se recomienda música de ritmo machacón en torno a los 200 golpes de bombo por minuto y mucha máquina.
No desaproveche la ocasión que le brinda el calendario, termine el año con firme propósito de enmienda y empiece el nuevo, sin ningún dolor de los pecados.
Continuará el año que viene, por supuesto si me da la gana ¿está claro?
Con Dios.