Tiene uno que haber hecho las cosas o muy bien o muy mal para que, generalmente post-mortem, le dediquen una calle.
Ilustraré el párrafo anterior con unos ejemplos. Pongamos que hablo de Madrid (¿dónde he oído yo eso?):
Calle del Doctor Fleming. ¿Qué ciudad, al menos española, no tiene una calle dedicada al eminente descubridor de la penicilina? Este buen escocés acabó con la mayoría de los azotes de la humanidad hasta entonces. Es uno de los principales contribuyentes a que la esperanza de vida haya aumentado en el último medio siglo de forma espectacular, lo cual está generando más de un dolor de cabeza a algún politicastro con lo de la edad de jubilación, pero eso es otra historia y lo cierto es que este hombre se merece el detalle.
Calle de Torquemada. “El martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de su país, el honor de su orden”, según el cronista Sebastián de Olmedo, aunque las tachaduras son cosecha de un servidor de ustedes. Bueno, para no entrar en detalles se recomienda al lector que obvie los calificativos centrales, ya tachados, y se quede con el primero y el último. Cuentan algunos que a este fraile se debe la muerte en la hoguera de unas 10000 personas.
En fin, que se da uno una vuelta por una ciudad cualquiera y se ve rodeado de los tributos que les ha otorgado el gobierno consistorial de turno a los personajes más variopintos, dando a veces una buena aproximación a las ideas de los ediles.
Hasta que, de pronto …
Calle de las Eras del Tío Cañamón. ¡Sí señor! Esencia hispana en estado puro. El homenaje a la España profunda. El apelativo patrio por excelencia (sustituya el lector Cañamón por el sustantivo o adjetivo que se le ocurra, que seguro que alguien lo conoce) llevado a los altares reservados a las mentes más prodigiosas o los héroes de leyenda.
Me va a permitir el lector que no mencione la localidad (aunque a los curiosos no les costará trabajo averiguarla) para que nadie se me vaya a ofender. De hecho, no escribo esto con ánimo peyorativo, es que, simplemente, me llamó la atención.
Entiendo que mis méritos no llegan a los del Dr. Fleming ni, desde luego, a los de Fray Tomás de Torquemada y me temo que tampoco a los del buen Tío Cañamón, pero oiga, si los políticos tienen calles, yo también.
Con Dios.
6 comentarios:
Hola, Garfio, en Colombia afortunadamente las calles tienen números, así más fácilmente se orientan los extranjero, aunque en algunas partes, como en Bogotá, también tienen nombres, sobretodo algunas avenidas.
Por otro lado, también yo hubiera tachado lo de Torquemada; con los miles de personas que ese señor asesinó, lo hubiera perseguido el juez Garzón si hubiese existido en aquella época inquisitiva :)
Cordiales saludos
Rud, es ciertamente una idea muy práctica lo de los números. Aquí costaría implantarla por la costumbre, pero es práctica.
Lo de Garzón con Torquemada ... ahora mismo, tal y como le van las cosas al ínclito juez, sería él mismo víctima del inquisidor y no al revés.
Saludos.
¿Alguna calle para Torrente?
TheJab, pues sí, pero dedicadas a otros "Torrentes" que no guardan relación con el personaje de Santiago Segura. La verdad es que su pregunta me ha llevado a otra que me he hecho a mi mismo: ¿cómo hay en España tantos Torrentes famosos con lo poco que llueve? Sirva de excepción a la norma pluviométrica este invierno.
dí que sí! una calle para Garfio ya!!! ;-)
Besos. Angie.
Angie, ya digo que no me considero con méritos, pero dados los méritos de algunos que sí tienen calles ...
Besos a usted también.
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