miércoles, 27 de febrero de 2008

Bip ... biiiiiip ...


Bip … biiiip … Me entra un SMS. Lo miro y leo: “mmmhh, no sé, tal vez me atrevería. Sara. Le doy al botón para bajar el texto y leo: “manda un SMS con la palabra Sara al 1234 (advierto a algún potencial lector “efervescente” que NO es el número correcto).

Pasada la primera impresión, me acordé de una anécdota de hace unos años a raíz de un SMS que recibí. Estaba yo viendo la TV en el salón de mi casa acompañado por mi esposa, cuando … bip … bip … bip-bip (por aquel entonces yo tenía otro teléfono de ahí que los bips no tengan la misma secuencia) en el que ponía algo parecido a: “Buenas noches amor. Me voy dormir para poder soñar contigo. Te echo mucho de menos. Hasta pronto”. Aquella vez, no me pedían que enviase un SMS con palabra clave. ERA AUTÉNTICO. “¿Quién te envía un mensaje a estas horas?” inquirió mi costilla. “¡Ejem! pueeees … no sé” tartamudeé yo “no conozco el número y además pone cosas que no sé de qué van”. “A ver” ordenó. Le di el móvil y leyó. “¿Pero de quién es esto?” preguntó con una cara de cabreo creciente. “Yo qué sé. Te digo que no conozco el número. Se habrán equivocado” intenté salir del paso sin saber en absoluto de qué paso tenía que salir. “¿Cómo se va a equivocar alguien y mandarte esto A TI?” continuó estilo GESTAPO. En este punto, yo no sabía si ese A TI tan contundente se debía a que no se estaba tragando la historia o es que no consideraba posible semejante declaración dirigida a mi persona. “Pues por eso, porque se ha equivocado quien sea” le contesté con una voz de medio falsete. “Y si llamo ¿qué pasa?” me desafió. “Pues llama si te quedas más tranquila. A mi, que me registren”. Y llamó. Para colmo era una chica joven. Le pidió explicaciones del mensaje. “¿Quién eres?” … “Es que le acabas de mandar un mensaje a mi marido” … “Ya” … Entretanto, a mi me corría un sudor nervioso por la espalda, no porque tuviese nada que ver, sino porque si la interlocutora no daba explicaciones razonables, yo me veía en globo.

Afortunadamente, las dio: “Bueno pues que sepas que te has equivocado” … “Nada, no te preocupes” le iba tranquilizando mi mujer. Era un mensaje para su novio y, lo más convincente: la chica estaba acostada en su cama en las Islas Canarias.

Bueno ¿te has convencido de que era una equivocación?” le dije en un tímido intento de contraataque. “Sí, sí” contestó y siguió mirando al televisor, dando por zanjada la cuestión sin más. “¿Cómo que sí-sí?” pensé yo. No me atreví a decírselo, no se fuese a liar la cosa en una batalla que algo me decía que no iba a ganar.

La cuestión es que, después de someterme al tercer grado en un interrogatorio digno del mismísimo Fray Tomás de Torquemada, de haber sospechado de mi hasta el punto de llamar a la muchacha, me deja con un “sí, sí” y se queda tan tranquila.

Querido lector, el día que éste que suscribe sea capaz de entender los laberínticos senderos de la conducta femenina … ¡tonterías! No lo conseguiré jamás.

Querida lectora, no considere esto como una proclama sexista, más que como una declaración de incapacidad. Quedo a sus pies, por imposibilidad de llegar a su mente.

Con Dios.

martes, 19 de febrero de 2008

¡Dios mío! ... no.

Un sacerdote bendice la «boda» de dos elefantes … reza el titular de ayer de un diario local de por estas aguas.

Leí el titular en la primera página y no pude seguir leyendo pues tenía que entrar a trabajar. Imagínese el lector el mal rato que pasé. No cabía dentro de mí de ansiedad. Me sumergía en un creciente estado de irritación, de indignación, de … ¡Tenía que leer la noticia completa!

Miles de pensamientos y sensaciones invadían mi mente cual si de hordas bárbaras se tratase. Toda idea de civilización se me tambaleaba. ¿Dónde quedaban los principios morales? ¿Dónde los cimientos sociales en los que se asentaba nuestra cultura y forma de vida?

El tiempo pasaba y mi inquietud crecía ante las visiones y las premoniciones más espantosas y oscuras. ¿Adónde vamos a llegar? Me preguntaba.

Sonó el timbre que anunciaba el descanso y corrí escaleras abajo hasta la cantina dispuesto a desvelar todas esas dudas, esas inquietudes, esas amenazas y … el diario estaba en posesión de un compañero que leía con sumo interés la sección de horóscopos.

Me aposté a una distancia prudencial para, en el momento oportuno, hacerme con el ejemplar (el ejemplar se refiere al diario, no al compañero). De los horóscopos a los deportes y de ahí a los sucesos. Estaba a punto de agarrarlo del cuello, cuando plegó el diario y se dispuso a dejarlo encima del mostrador. Destino al que no llegó porque me hice con él prácticamente al vuelo, con gran asombro por parte del compañero, que a buen seguro no imaginaba esa agilidad en un individuo de mi aspecto. Varias páginas resultaron seriamente dañadas mientras las pasaba compulsivamente en pos de la noticia que había hecho tambalearse todos mis principios.

Finalmente la encontré. La leí. Me relajé … se trataba de un elefante … y una elefanta.

¡Uffff!

Con Dios.

Ver noticia completa.

jueves, 14 de febrero de 2008

Contra el abuso de menores

Últimamente se encuentran con demasiada frecuencia noticias de detenciones de bandas dedicadas al tráfico de pornografía infantil (ver enlaces 1 y 2). No es este el marco apropiado, ni soy yo una persona indicada para diagnosticar si se trata de enfermos o degenerados. Lo que sí puedo decir es que se trata de indeseables.

Sirva este artículo para hacer patente mi adhesión a la campaña iniciada por Luma utilizando la blogosfera para protestar contra estos abusos.

Con Dios


viernes, 8 de febrero de 2008

Conversaciones de ascensor

Hay cosas en la vida que a uno le gusta hacer solo. Se puede entender ese deseo de intimidad en casos como el de ir al baño o a un vestuario, por aquello del pudor. Pero ¿por qué esa misma necesidad cuando viajamos en ascensor?

Si subimos solos, casi ni nos damos cuenta del viaje. Estamos absortos en nuestros pensamientos, entramos en la cabina, pulsamos el botón correspondiente, prácticamente sin mirar y para cuando nos vamos a dar cuenta, ya nos encontramos en nuestra casa viendo la tele.

Sin embargo, si el viaje lo tenemos que compartir, nos entra una especie de claustrofobia, de situación embarazosa, de no saber adónde mirar y, dadas las reducidas dimensiones del habitáculo, no hay mucho para elegir.

En un intento de liberar nuestra creciente acumulación de energía, más que de ser corteses, nos dirigimos a nuestro compañero de viaje y le hablamos … del tiempo.

Pero ¿se ha preguntado el lector qué piensa el interlocutor mientras hablamos del tiempo? He intentado dar respuesta a esta pregunta, dibujando una serie de posibles situaciones.

(Entre paréntesis, los pensamientos)

Situación 1. Vecinos del 3º y 4º A.

3º A: Está el tiempo frío ¿eh? (¿qué coño estaría haciendo éste ayer a las 12 de la noche con sus muebles …?)

4º A: Sí, sí, yo ya voy por el segundo resfriado (y encima tú no me dejas dormir con la tele a toda castaña hasta las tantas …).

3º A: Y mira que son difíciles de quitar los resfriados en esta época ¿eh? (pues a ver si te vas a dormir a una hora prudente, en lugar de mover el mobiliario …).

4º A: Sí, sí. (si me dejaras descansar, ya se me habría pasado, capullo).

3º A: Bueno, ya he llegado. Que te mejores (y, si no, que te den … ).

4º A: Hala, hasta luego (a ver si se te estropea la tele, sorderas …).


Situación 2. Vecino del 4º B y vecina escultural del 5º C.


4º B: Está frío el tiempo ¿eh? (aunque a mi me estás vaporizando la sangre. Estás cada día más buenaza).

5º C: Sí, sí (este tío me está radiografiando. Viejo verde, baboso …).

4º B: Y anda que por las noches refresca más aún ¿eh? (aunque si yo te tuviera en mi cama, me ahorraba la calefacción de todo el año … ¡Mira que está buena la condenada!).

5º C: Sí, sí. Mucho (se le van a salir los ojos de las órbitas …).

4º B: Bueno, ya he llegado. A seguir bien (¡y tan bien! …)

5º C: Sí, sí. Adiós (cómprate una revista porno y desahógate, salido asqueroso …).


Situación 3. Vecinas del 4º C y 6º A.


6º A: Mari, qué frío hace (aunque tú tienes calorías de sobra … ¡Vaya culo que se le ha puesto!).

4º C: Sí hija. Yo me he tenido que comprar este abrigo porque me helaba (y tú aún llevas el de los últimos diez años … ya casi se transparenta …).

6º A: ¿Y cómo estaban las rebajas? (porque tú siempre compras de saldo … y así compras … ¡Virgen del Amor Hermoso qué culo!).

4º C: No, no. Este me lo he comprado con un trabajito de mi Pepe (no como tu maromo … encima de no dar un palo al agua, más agarrao que un chotis …).

4º C: Bueno, que ya he llegado. Adiós, Mari (y a ver si vas a la peluquería de vez en cuando, hija … ¡Qué pelos me lleva!).

6º C: Venga. A disfrutar el abrigo de tu Pepe (si es que no le cabe el culo por la puerta …).


Situación 4. La vecina del 4º B y la escultural del 5º C.


4º B: Holaaa ¿No tienes frío con esa ropa? Yo estoy helada (si es que no le dejas nada a la imaginación … so pendón desorejao …).

5º C: Pues no. La verdad es que no (se está poniendo azul la espantapájaros esta … no me extraña que el marido …).

4º B: Esta juventud. Anda que mi marido me iba a dejar salir de casa así (indecente … además si no tiene de dónde agarrar … no sé qué le ven los babosos estos …).

5º C: Bueno, ya sabe. Son otros tiempos, otras modas (ni tu marido, ni la policía te deja a ti salir de casa “así” … ¡anda y vete a vivir a un sarcófago, so momia!).

4º B: Bueno, yo ya he llegado. Cuídate con el frío, no vayas a caer enferma (niñata descarada … claro, después les pasa lo que les pasa … si es que van pidiendo guerra …).

5º C: Sí, sí. Hasta luego (haz ruido al entrar en casa, no vayas a pillar al pariente con la revista … y la próxima vez, sube en escoba …).


Situación 5. El vecino del 6º A y el del 4º C, forofos del Real Madrid C.F. y del F.C. Barcelona, respectivamente, aunque no sé si sabrá el lector que en la primera división del fútbol español, militan otros dieciocho equipos. Pongo al lector en antecedentes: la última jornada de liga, el Madrid perdió 2-0 con el Almería y el Barça ganó 1-0 al Osasuna, aunque el Madrid sigue líder con 6 puntos de ventaja. Hecha la crónica deportiva pertinente, volvamos al ascensor.


4º C: Está frío el tiempo ¿eh? Aunque dicen que en Almería lo tienen bastante bueno (je, je, je …)

6º A: Sí. Aunque menos mal que en Madrid sigue haciendo seis grados más que en Barcelona (¡catalino este! …).

4º C: Pues que los vayan disfrutando, que dicen que viene el cambio climático (os vamos a dejar el Bernabeu como un colador … lo de la ida, lo vamos a lavar con sangre …)

6º A: No, si al final igual tenemos un año de lo más … blanco (cambio climático el del Nou Camp en la ida … uno bajo cero … je, je, je …).

4º C: Bueno, yo ya he llegado. Dile a tu equipo que no se salga mucho de sus Casillas, que un tropiezo lo tiene cualquiera (pero uno detrás de otro, lo tiene el Madrid …).

6º A: Tranquilo. Nos vemos en el tradicional baño en la Cibeles, para festejar el final de la liga (de paso a ver si te ahogas culé de mierda …).

Así pues, querido lector, según con quién comparta el viaje, ya sabe lo que hay.

Con Dios.

P.D.: disculpe el lector algunas expresiones malsonantes, son necesarias en favor del realismo de la escena.

Radio La Ortiga