sábado, 27 de octubre de 2007

Un, dos, un, dos ...

Lo cierto, querido lector, es que además de andar bastante liado últimamente, la falta de entradas a este bló, viene dada por una sequía de ideas que hace que, aunque desee escribir, no me venga la inspiración. En este orden de cosas, he decidido tirar de recuerdo y anécdota, para poner la nave un poco al día y ejercitarme en la escritura, a ver si así cojo ritmo.

En vista de que el artículo que escribí sobre una anécdota de mi servicio militar tuvo bastante buena acogida, voy a seguir el filón y le voy a describir a continuación unas escenas que dan explicación de por qué a (casi) nadie, por aquel entonces, le gustaba hacer la mili.

El primer mes y medio de servicio era el periodo llamado de instrucción en el cual se supone que debíamos convertirnos en soldados dispuestos a dar hasta la última gota de sangre por nuestra patria, tal y como al final de ese periodo jurábamos ante la bandera.

Básicamente, se trataba de enseñarnos a desfilar para el supremo acto final de la Jura de Bandera. En ese sentido, teníamos que ir en formación y al paso a todos los sitios. Particularmente curioso fue el día en que desfilamos en formación hasta las duchas. Como no había sitio para poder cambiarnos, fuimos desde nuestra compañía (lugar donde dormíamos) hasta el edificio donde estaban las duchas a unos 500 m, formados y al paso … EN PAÑOS MENORES. Haga el lector un esfuerzo y visualice mentalmente a doscientos señores en formación de a cinco marcando el paso en calzoncillos, con las toallas y bolsas de aseo. El desfile terminaba en la entrada de un túnel de lavado (literalmente) al cual accedíamos uno detrás de otro, nos iba cayendo el agua desde unos surtidores que había en el techo y sin dejar de caminar, pues había que darse mucha prisa, íbamos dándonos jabón. A los cinco minutos de haber entrado los primeros, cortaron el agua caliente, con lo cual el paso se aceleró considerablemente y lo de enjabonarse pasó a ser un tema secundario. La idea era salir de allí. Salíamos sujetándonos las toallas como buenamente podíamos, empapados, sin poder secarnos y nos dieron diez minutos para volver a estar vestidos y formados delante de la compañía. Menos mal que no nos hicieron desfilar de vuelta. De todas formas vuelva a visualizar el lector a los mismos doscientos tipos, sujetándose las toallas con una mano, los útiles de aseo con la otra y corriendo por el cuartel a toda mecha calzados con chanclas. Todo muy marcial. Por cierto, esto sucedía en el mes de ENERO de 1987.

Unos días después, se nos indicó que había que proceder a la vacunación. Daba igual que uno dijese que llevaba la anti-tetánica al día, nos inyectaban toda la dosis para un año. La escena comenzaba, cómo no, desfilando hasta una explanada en la que se habían dispuesto unas mesas de tal forma que entre una y la siguiente había un pasillo. Pasábamos uno a uno por esos pasillos, nos deteníamos ante las mesas y tal cual nos colocaban una “banderilla” en cada hombro. Imagínese el lector que en un servicio en donde hay que entregar hasta la última gota de sangre, que se supone que te extraerán a balazos, los que alegaron que eran sensibles a las agujas no tuvieron demasiado eco. Resultado: quince o veinte reclutas rodando por los suelos tras recibir los pinchazos.

Y así, durante mes y medio, desfilando, corriendo de aquí para allá, disparando con fusiles que unos funcionaban y otros no (el mío disparaba tres balas en cada tiro, en lugar de una) y practicando todo tipo de ejercicios que no sé si calificar de surrealistas o de delirantes. Todo ello por el generoso salario de 846 pesetas mensuales (poco más de 5 €). Recuerdo al respecto que el coronel Manso (le juro que el tipo se llamaba así) nos dio una charla diciendo que en realidad era un sueldo simbólico ya que el servicio a la patria tenía que hacerse de forma altruista. Llegó a decir que no éramos nosotros los que habíamos tenido mala suerte por tener que hacer el servicio militar, sino que los desafortunados habían sido los que se habían librado por excedentes de cupo … carcajada general. Y es que por aquel entonces el ejército intentaba lavar su imagen dando sensación de modernidad, de transigencia, de diálogo con la tropa. De hecho, nos hicieron rellenar unos formularios para adecuar los destinos definitivos tras la instrucción, a las circunstancias de cada cual, tanto en cuanto a habilidades personales, como a posible cercanía del destino con la residencia habitual de cada soldado. Para que se haga el lector una idea de lo fiable del método un ingeniero en electrónica fue destinado a hacer de mamporrero a 500 km de su casa. Aquí dejo un enlace a la RAE para quien no sepa de qué trata el oficio.

Tras el acto de jura de bandera y después de mes y medio de instrucción, se nos envió a nuestros destinos definitivos para el resto del servicio militar. Pero eso es otra historia.

Con Dios.

martes, 23 de octubre de 2007

Premio Blog Del Día (como es nombre propio no voy a poner bló)

Después de tanto tiempo sin escribir nada, parece una falta de modestia que retome con esta entrada, pero es que he sido premiado por Patri y quería ante todo, darle las gracias y hacer honor al premio, siguiendo la cadena lo antes posible.


Allá voy:

Las reglas:

1º- Escribir un post mostrando el Premio Blog del Día y citar el nombre del bló que te lo regala. (De esta manera se podrá seguir la cadena).

2º- Elegir un mínimo de siete blós que estimes que se han destacado por alguna razón. Tema, belleza, poesía, diseño, originalidad, etc.. Poner sus nombres y los enlaces a ellos y avisarles. (A su bló).

3º- (Opcional). Exhibir el premio en tu bló.

Todos los enlaces a blós que el lector puede ver en la columna de la derecha, están ahí porque me gustan y creo que por tanto, todos son merecedores del galardón. Siéntanse pues en su pleno derecho de seguir el juego. Pero para no desvirtuar la esencia del juego, nombraré a siete: Vulcano 1974; Try Again; Los Sin-Logismos de Bugman; Give Me Some Love; De Todo Un Poco; Esteban Blog y El Mundo de Angie. Pero insisto, al no haber número máximo, cualquiera de mis amigos puede sentir como suyo el premio y seguir el juego.

Con Dios.

martes, 9 de octubre de 2007

Flipada nº 10

Estaba yo tranquilamente viendo el programa de Buenafuente, cuando en uno de esos descansos para la publicidad, entre otros anuncios apareció uno en el que no hacían más que salir posaderas femeninas (y no me refiero a mujeres dedicadas al hospedaje). Un auténtico empacho traseril.

“Ahora podrás disfrutar de todos estos culos en tu móvil” decía una voz femenina en off … "Envía 'Alta Culo' al 2345" (no se precipite: he puesto un número falso, no era ese). Me va a tener que disculpar la voz en off, pero no me veo yo mandando un SMS con la palabra “culo” a ningún sitio. ¿Se da cuenta, querido lector, a lo que se está llegando con esto de las descargas para móviles? Se pueden descargar politonos (¿?), juegos, partidos de fútbol, vídeos de todas las clases. Ha habido algún grupo de música que ha estrenado su nuevo disco en LOS TELÉFONOS MÓVILES

Pero lo cierto es que el anuncio me sugirió que el negocio debía arrojar pingües beneficios, de modo que me dije: “si no puedes vencerles, únete a ellos”. Por eso y por mis anteriores fracasos sobre todo como comentarista deportivo y como futbolista, decidí aplicar mi ingenio a esto de las descargas para móviles.

Ya estaba todo tan trillado, que no sabía qué ofertar para descargarse a los móviles. De pronto, en el intermedio de otro programa, éste de debate político, salió un anuncio ofertando politonos y … ¡Eureka! Voy a ofertar el POLINSULTO (ya sé que le falta una i, pero está de moda ahorrar en letras, sobre todo en cuestión de SMS).

Veamos, usted manda un SMS con la palabra insulto, el número de teléfono del receptor de su ira y la categoría del improperio que estará graduada del 1 al 4.

En la categoría 1, no se podrá pasar de un simple "tonto el que lo lea", aunque también será la más barata.

La categoría 2, algo más cara y sin embargo asequible, llegará a hacer comparaciones del insultado con ciertas especies animales y vegetales.

En la categoría 3, se incluirán menciones a parientes más o menos cercanos de la víctima y a sus aficiones o profesiones. Aquí la tarifa será considerablemente más elevada que en las categorías inferiores.

Finalmente, la categoría 4 estará reservada para el insulto retórico. Se trata de una categoría reservada a aquellos que no se conforman con lo vulgar y, sin embargo, desean ofender como el que más. Es el nivel más elaborado del catálogo y, por tanto, el más caro. Los que elijan esta categoría no quedarán defraudados. Verbigracia: se podrá enviar a alguien a tomar el viento a algún punto kilométrico del cuerno izquierdo de algún antecesor o mencionar lo poco extraño que resulta que la genealogía de la víctima se represente subida a un árbol. Esta categoría incluirá un SMS de vuelta al cliente en el que recibirá una copia del insulto enviado, para mayor regodeo.

Bueno querido lector, creo que es un proyecto con unas probabilidades de éxito enormes a corto plazo, habida cuenta de que estamos en pre-campaña electoral y que la liga de fútbol está que arde. Ya le contaré.

Con Dios.

Radio La Ortiga